El ateísmo respecto al inconsciente del perverso, podría asimilarse a una caricatura hipernaturalista de una razón sin fe, donde la interdicción de goce no queda articulada con la primera significación paterna: ésta es tu madre. Parafraseando a Freud, cuando se refiere a los Primeros analíticos de Aristóteles, conlleva la no asunción de la primordial "proton pseudos", primera mentira paterna, que paradójicamente conduce a una confusión de la razón con la verdad, a una razón totalitaria. Toda razón totalitaria es perversa, en tanto no reconoce la fe en la mentira que la sustenta, y por lo tanto presume salvar la identidad: por lo cual una mujer sería solamente una mujer y no una madre, un objeto de goce sería solamente un objeto de goce y no un sujeto deseante, etc. Si la razón no fuera objeto de fe, y por ende de una creencia, estaríamos sujetos otra vez a una supuesta razón natural, que sería la justa razón hegemónica, en la que no cabría ninguna creencia, porque tampoco cabría ninguna duda, como si emanara de la tautología divina donde Yaveh afirma "soy el que soy", y por ende coincidiría con la verdad. Desde la fe en la razón, desde la creencia, ninguna verdad humana en cambio podría establecerse sin estar desencadenada por el andamiaje de una mentira fundante.
Estado: Bueno | Tapa blanda ilustrada con solapas. Dedicatoria en la primera página.
Editorial: Mentecata | 2014
Páginas: 238
Medidas: 21 x 14 cms. c/u
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SKU: L2-A-3
10,00 €Precio
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